J. T. Sáez "Pikizu"

Al contrario de lo que mucha gente asegura cuando dicen: "Mi primera cámara me la regalaron cuando era niño...", en mi caso no fue así. Tenía más de 20 años cuando comencé a hacer algunas fotografías de forma amateur, en los viajes, vacaciones, reuniones familiares, etc., siempre con cámaras prestadas.

Poco después contacté con un grupo que se dedicaba a hacer cine en formato Súper8, el Colectivo Cultural León Felipe de Valmaseda, y fue en ese momento cuando me entró el "gusanillo" de la imagen; eran los últimos años de la década de los '70 del siglo XX cuando participé en la realización de varios cortos del director baracaldés Joseba Revuelta, que fueron premiados en algunos certámenes a los que se presentó.

J. T. Sáez "Pikizu"
J. T. Sáez "Pikizu"
Estudio video Pikizu años 80
Estudio video Pikizu años 80

Estudio de Video Producciones Pikizu en los años 90

A partir de ese momento me planteé realizar mis propios cortometrajes que obtuvieron la aprobación del público y también de los jurados, pues conseguí algunos premios y reconocimientos: Cuenca del Cadagua (en 2 ocasiones) y una Concha de Plata en el Certamen de Cine Internacional Amateur de San Sebastián.

Placa conmemorativa 1983
Placa conmemorativa 1983
Recorte prensa El Correo 1983
Recorte prensa El Correo 1983

Con la nueva década, la de los '80, llegó a nuestras vidas un artilugio que iba a revolucionar la forma de guardar y preservar nuestros recuerdos, fue la aparición del vídeo:, primero en Betamax, luego el efímero formato 2000 y, finalmente, el que triunfó sobre los demás, el VHS. Comencé grabando con el sistema Betamax utilizando una cámara que era propiedad de un fotógrafo de Valmaseda realizando reportajes sociales: bodas y comuniones. Pero no podía quedarme relegado a ser un "empleado" y dedicarme solamente al reportaje social, por lo que decidí adquirir mi propio equipo. Esta vez fue una cámara de vídeo Panasonic en formato VHS con la que comencé a grabar mis propias producciones, principalmente documentales sobre las costumbres y tradiciones de la villa encartada.

A finales de la década ya tenía un nombre en la profesión pues trabajaba con varios fotógrafos realizando los vídeos de las bodas que contrataban y entonces me aventuré a comprar un equipo profesional, compuesto por una cámara JVC S-VHS, una edición al corte y una mesa de efectos, una inversión muy costosa para la época ya que se trataba de más de 4 millones de pesetas.

Los años '90 comenzaron con mucha fuerza cuando me contrató la empresa Foto Europa para realizar los reportajes de vídeo del restaurante Casa Vasca (Deusto. Bilbao), donde se celebraban cientos de bodas cada temporada. Fueron años de mucho trabajo y también de agobios para poder entregar los reportajes a tiempo y siempre con la máxima calidad. Fue allí donde aprendí a trabajar con rapidez y eficiencia, solucionando numerosos problemas que se presentaban cada día, si no eran los novios que llegaban tarde por algún problema en la carretera, eran los curas que ponían pegas a que realizara la grabación o podía ser algún problema técnico con los equipos tanto con la cámara como con la iluminación. Siempre había que salir del bache para ofrecer el vídeo que los novios se merecían.

A mediados de la década se produjo un nuevo cambio radical y, por tanto eran tiempos inciertos, con la aparición del vídeo digital. La empresa Foto Europa me exigía trabajar con ese nuevo sistema, a pesar de que todavía no había amortizado los equipos S-VHS que daban muy buena calidad de imagen. Previendo que la situación no podía alargarse por mucho tiempo, compré equipos de fotografía profesional en formato medio (4,5x6): Zenza Bronica con sus objetivos y flashes Metz, con los que comencé a realizar numerosos reportajes sociales para otros fotógrafos.

Pero lo bueno no dura para siempre y al finalizar los años '90 los numerosos problemas personales y profesionales dieron al traste con esos momentos de esplendor y me dediqué a otros quehaceres. Fueron momentos de duda, de incertidumbre, no solo en el plano personal sino también económico, aunque nunca abandoné la profesión por completo. Residí en algunas ciudades como Barcelona, Bilbao y Logroño. En la ciudad Condal me hice socio de la Agrupació Fotogràfica de Catalunya, donde conocí a grandes fotógrafos, como el Premio Nacional, Joan Colom, con quien compartí largas charlas. También me afilié al Sindicato de Periodistas de Catalunya.

Placa de premio Cuenca del Cadagua
III Certamen de Cine Amateur Villa de Valmaseda 1983

Concha Certamen Internacional Ciudad de San Sebastián 1982
Concha Certamen Internacional Ciudad de San Sebastián 1982

Concha Festival Internacional de cine amateur
Ciudad de San Sebastián, noviembre 1982

Carnet Sindicato Periodistas Cataluña
Carnet Sindicato Periodistas Cataluña

Después de casi una década de residir en varias ciudades del norte de España, con la quiebra económica del 2008 regresé a Valmaseda. En esta nueva etapa me dediqué casi exclusivamente a la fotografía con mis compañeros del Grupo Fotográfico Skylight, de la villa, donde aprendí mucho sobre retoque fotográfico y las técnicas de captación de imágenes. Fueron años de gran actividad artística y organizativa. Con la celebración del Mercado Medieval el ayuntamiento nos encargó llevar a cabo el I Concurso de Fotografía sobre el evento y también en años posteriores, pero ya sin presupuesto. También impartíamos cursos de fotografía a todas las personas interesadas, siempre de forma gratuita.

A partir del año 2012 me hice cargo, como presidente, de la asociación Harresi Kulturala y comencé a investigar la Historia de la villa de Valmaseda, labor que continúo en la actualidad. Fruto de las investigaciones histórica comencé a escribir y publicar libros, incluso me aventuré a escribir una novela histórica: Larga lucha por la libertad (Edit. Harresi. 2018).

Desde el año 2015 resido en la villa de Peñacerrada, en la Montaña Alavesa.